La rumiación: una trampa de nuestra mente.
Cuando tenemos una preocupación o una experiencia dolorosa, es normal pararse a reflexionar sobre ella. Con ello esperamos solucionar el problema o llegar a un nuevo entendimiento de nuestras emociones y nuestras necesidades. Pero a menudo este proceso natural de auto-reflexión se convierte en un “darle vueltas a las cosas” , sin resolver nada y haciéndonos sentir mucho peor. Esto es lo que los psicólogos llamamos rumiación.
Volvemos a vivir las escenas dolorosas, nos obsesionamos con preguntas o afirmaciones como: “¿Qué he hecho yo para merecer esto?” “La vida no es justa”. Damos vueltas a lo enfadados que estamos y reproducimos una y otra vez el incidente en nuestra cabeza, fantaseamos con la venganza, lo que vamos a hacer y decir. Nos imaginamos posibles desastres futuros: “¿Y si…?. Todas estas son situaciones de rumiación improductiva.
Numerosas investigaciones demuestran que la rumiación tiene muchas consecuencias preocupantes:
- Las personas que rumian cuando están tristes son más vulnerables a la depresión, a adicciones como alcohol o drogas y a comer compulsivamente.
- Rumiar sobre la ira aumenta las sensaciones físicas impidiendo que el cuerpo vuelva a un estado de reposo y fortaleciendo los pensamientos y sentimientos de irritación.
- Afecta a la concentración, la memoria y la motivación.
- Daña las relaciones personales. Nos volvemos más agresivos, más críticos y perdemos más los estribos cuando rumiamos.
Si es tan perjudicial: ¿Por qué lo hacemos?
- Creemos erróneamente que, analizando nuestra preocupación, situación de ánimo, nuestro estrés, conseguiremos solucionar el problema y sentirnos mejor.
- Nos proporciona una protección temporal frente a emociones muy dolorosas. La aceptación de una perdida, un fracaso, unos sentimientos heridos, a veces es más dolorosa que distraernos con rumiaciones de ira, de culpa…
- La rumiación nos distrae de tomar decisiones y conductas constructivas.
El Mindfulness, una alternativa a la rumiación
Desde y Mindfulness y a través de la práctica, seremos más conscientes de nuestras pautas mentales, reconoceremos la rumiación y en cuanto la identifiquemos simplemente como un efecto mental, sin juicio reorientaremos nuestra atención evitando caer en la trampa.
María Fernández de la Riva
Psicóloga clínica M-29020
Experta en Mindfulness.
Tfno. 639 40 74 93