El miedo no es un problema: El problema es lo que hacemos con el miedo.
Sentir miedo no es malo. El miedo es una emoción primaria que nos alerta de una posible amenaza y nos indica que debemos tomar medidas para protegernos. Por tanto, no podemos (ni debemos) eliminarlo, porque nos salvaguarda de los peligros y nos permite reaccionar ante un riesgo real.
Hay que aprender a convivir con él y aceptar que siempre nos acompañará, evitar que bloquee nuestra vida o nos paralice y utilizarlo para movilizar recursos frente a las situaciones de posible amenaza.
¿Cómo debemos gestionar el miedo?
1.- Percibir y reconocer que tenemos miedo. Indagar en cuál es la causa de ese temor y ser consciente de tus reacciones emocionales, fisiológicas y conductuales.
2.- Aceptar el miedo, evitar esperar sentir algo distinto, evitar juzgarse, sentirse culpable o avergonzarse. El miedo es una emoción y yo no puedo elegir tenerlo o no.
3.- No dejar que el miedo te paralice, hay que enfrentarse poco a poco a esas situaciones que nos están causando ese temor. Puedes utilizar técnicas de respiración, relajación, visualización….
4.- Desarrolla la confianza en tus capacidades. Cada vez que te acerques un poco más a la situación que te hace sentir miedo, te encontrarás más fuerte, te sentirás mejor, confiaras más en ti.
5.- Cambia tu relación con el miedo. No trates de hacer que se vaya. La anticipación, la aversión o el deseo de controlarlo son las causas reales de sufrimiento, y no el miedo mismo, que es una emoción que está ahí para protegerte. Ten paciencia contigo mismo.
Por supuesto, cuando el miedo es demasiado grande, es irracional o se convierte en una fobia, es necesario pedir ayuda a un profesional que te ayude a buscar las causas que originan tu miedo y te proporcione técnicas para vencer ese miedo.
María Fernández de la Riva
Psicóloga clínica M-29020
Tfno. 639 40 74 93