Ojalá el coronavirus aumente nuestra empatía
Estamos viendo estos días millones de personas que se asoman cada tarde al balcón para agradecer con este gesto simbólico y universal la labor de los sanitarios que luchan contra el coronavirus. Pero ese aplauso es mucho más, es la toma de conciencia individual y colectiva del grave problema al que nos enfrentamos todos, un contagio emocional precursor de nuestra empatía.
Hemos aumentado nuestra empatía con los sanitarios, con el vecino que está solo, con los enfermos, con los mayores más vulnerables, con los transportistas y con un montón de colectivos que hasta ahora habían pasado desapercibidos para la mayoría de nosotros.
La empatía es esa capacidad que nos ayuda a comprender los sentimientos de los otros, a ponernos en su lugar, a poder imaginar cognitivamente lo que la otra persona está viviendo.
Según Darwin en su Tratado titulado “La expresión de las emociones en el hombre y los animales”, la evolución nos proporcionó la capacidad de leer las emociones del otro. No obstante, este proceso es deformado por nuestras propias emociones y nuestros prejuicios, que actúan como filtros.
Sin embargo, Darwin tardó tiempo en empatizar con los esclavos. Tenia sus prejuicios: según la teoría de la época, los blancos y negros tenían orígenes diferentes, los negros eran un eslabón intermedio entre el blanco y el mono. Necesitó pasar años navegando en el Beagle, rodeándose de dolor y de sufrimiento para sentirse afectado y desarrollar esa empatía hacia los negros y convertirse en un ardiente abogado de la abolición de la esclavitud.
Esto es un poco lo que nos está pasando a todos nosotros, necesitábamos algo que nos hiciera conscientes de nuestra vulnerabilidad, de que todos somos iguales, de que el sufrimiento está en todas partes, de que los sanitarios, el que limpia las calles, el que recoge la basura, el cajero del supermercado, el enfermo, sus familias…… son personas.
Ojalá esto nos enseñe para el resto de nuestras vidas a ponernos en el lugar del otro y mirar las cosas desde su punto de vista, haremos que todos vivamos en un mundo mejor.
“Las tres cuartas partes de las miserias y malos entendidos en el mundo terminarían si las personas se pusieran en los zapatos de sus adversarios y entendieran su punto de vista.
Gandhi
María Fernández de la Riva
Psicóloga clínica M-29020
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